martes, 19 de junio de 2012

Ecología humana

En todo el mundo crece la conciencia en torno a la gravedad de la crisis del medio ambiente. Ya no es posible desconocer que vivimos en una relación problemática: la contaminación atmosférica va creciendo, así como la destrucción de la capa de ozono, la contaminación de los ríos y de los mares, la desertificación de miles de hectáreas, la explotación abusiva de los suelos, el derroche de energía, la explotación minera con altos grados de contaminación, los desechos radioactivos, la basura…

En esta crisis medio-ambiental tan profunda y de tan graves consecuencias para toda la humanidad vemos que hay una actitud de irresponsabilidad en el ser humano como causa principal de los enormes daños que se están generando para toda la humanidad. 

El hombre no puede vivir ni convivir sin la naturaleza. Al destruir la naturaleza nos destruimos a nosotros mismos. Cada vez es más evidente la estrecha relación existente entre protección de la naturaleza y promoción de una vida mejor. Es preciso avanzar hacia una ecología humana que coloque a la vida de todas las personas como criterio y medida de todas las cosas. Hay que llegar a un sano equilibrio, conscientes de que la calidad de nuestra vida es inseparable de un saludable entorno natural. Hay que superar las “modas ambientalistas” y llegar a concebir lo ecológico como exigencia de la justicia social. Todos debemos aprender a respetar la vida humana de todas las personas conscientes de que esas vidas están relacionadas con la pureza de aire que se respira, con la calidad de nuestros alimentos, con la pureza del agua, con la conservación de la capa vegetal y de la riqueza forestal.

Tiene que darse un radical cambio humano en relación a la naturaleza, no sólo como una exigencia ética, sino como condición indispensable para la sobrevivencia de la especie humana. Junto con reconocer “los derechos de la naturaleza”, íntimamente ligados a los derechos humanos, se plantean en la actualidad nuevos deberes: asegurar la supervivencia de la humanidad, suprimir la miseria que impide una vida digna a las grandes mayorías, proteger la naturaleza en todo momento, garantizar la habitabilidad del Planeta, asumir nuestra responsabilidad hacia las generaciones futuras. El prestigioso político defensor de la naturaleza, Stéphane Hessel, en su manifiesto “Indígnate” que ha tenido tanta influencia para que surjan los movimientos contestatarios juveniles que comenzaron el año pasado en la Puerta del Sol de Madrid, viene a decirnos que ya es hora de que la preocupación por la ética, por la justicia y por el respeto a la naturaleza… prevalezcan sobre los criterios economicistas y tecnológicos. 

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